Patrimonio Cultural del Perú

Patrimonio Cultural
Somos un país con una cultura milenaria. Nuestro patrimonio arqueológico, histórico y cultural es muy rico y diverso. Los cusqueños lo saben bien, pues en pocos lugares del territorio nacional conviven elementos culturales preíncas, incaicos, coloniales, republicanos y modernos, como en el Cusco. Es desde esa situación, y por razones a veces difíciles de entender desde Lima, que algunos de nuestros compatriotas cusqueños se oponen a la Ley de Promoción de la Inversión Turística en el Patrimonio Cultural mediante concesiones. ¿Es un tema ideológico? ¿Estamos ante un conflicto irreconciliable entre inversión privada o hegemonía estatal?
¿Sabía que en 1930 existían más de 500 huacas en Lima? Hoy no llegan a doce y, como comenta María Rostworowski, las que quedan están destruidas o en mal estado. En nuestro afán por subirnos al carro de la 'modernidad', muchas veces como sociedad no nos preocupamos por valorar las maravillas arqueológicas que dejaron los antiguos pobladores del Perú. Con algunas excepciones, como la de la Municipalidad de Islay en Mollendo que ha sabido poner en valor la antigua estación de ferrocarril construida por Eiffel, el statu quo de hegemonía estatal no nos ha permitido maximizar el valor de nuestro patrimonio cultural con fines científicos, democratizando el acceso a los mismos ni generando beneficios para la sociedad en su conjunto.
¿Cuál es la mejor forma de garantizar la preservación y poner en valor nuestro patrimonio? En el Perú, contamos con ejemplos importantes de esquemas de colaboración público-privada en temas de bienes culturales donde "todos ganan". Así, por ejemplo, en el caso de la huaca Pucllana, ganadora del Premio Buenas Prácticas Gubernamentales 2006, la Municipalidad de Miraflores en coordinación con diversas entidades privadas rescató el sitio, consiguiendo no solo quintuplicar el número de visitantes sino que lograron 259 nuevos hallazgos y se evitaron los saqueos y el crecimiento urbano expansivo. También destaca la buena práctica de la Universidad Nacional de Trujillo, ganadora el 2007, que con el apoyo de Backus, rescató del abandono el complejo arqueológico Huaca de la Luna, convirtiéndola en un museo vivo de la cultura Moche beneficiando a familias de la zona y congregando a casi 100 mil visitantes el año pasado frente a los 22 mil que reunía en 1995.
 
Si bien estos ejemplos representan esquemas de colaboración diferentes, son prueba de que una gestión inclusiva, que permita articular la voz de distintos actores, puede encontrar una solución eficiente para las necesidades particulares de cada región y que nos permita trascender irreductibles brechas ideológicas que suelen asociarse a los temas culturales y que nos impiden sumar.